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El sector de la agricultura en tiempos del COVID-19

El día 14 de marzo el sector agroalimentario era considerado como “esencial” en el decreto de Estado de Alarma. Desde aquel momento, e incluso antes, el sector adoptaba toda una serie de medidas preventivas para poder abastecer a la población de frutas y hortalizas.

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“El campo no puede parar” no sólo es una frase hecha que partió de la asociación COEXPHAL para decir a la sociedad la importancia del sector agrícola en un tiempo de pandemia que ya ha marcado para siempre al mundo entero en el año 2020. Se trata de toda una declaración de intenciones y de cumplimiento con un deber que va más allá de unas cifras de negocio.

Poco antes de la llegada del Covid, el campo, y la horticultura en particular, estaba movilizado en la calle con una serie de reivindicaciones para que un modelo, que ha sido ejemplar en toda su trayectoria, no muera. Escasa rentabilidad, competencia desleal de terceros países, necesidad de un fondo específico para la gestión de crisis y mecanismos de defensa frente a las imposiciones comerciales de las grandes cadenas de distribución constituían las bases de aquella protesta, y a las que habría que añadir una Ley de Cadena Alimentaria nada propicia para el productor.

Se aparcaron las protestas y el campo volvió a lo que sabe hacer: sacar de la tierra productos de calidad y enormemente saludables, a pesar de un precio elevado de los costes y una rentabilidad menguante.

El campo hortofrutícola volvió a arremangarse para sacar una campaña difícil: uso de mascarillas, dificultades a la hora del desplazamiento de los trabajadores por las cuotas impuestas en los vehículos, separación de metro y medio a dos metros en los puestos de trabajo, uso de hidrogeles, lavado de manos, controles de temperatura, y todas las exigencias de las autoridades sanitarias aplicadas en un entorno difícil, de altas temperaturas y duro trabajo.

Aún así, la campaña se cerró. El campo y su otro inmediato eslabón, el comercializador, cumplieron con el abastecimiento del mercado. Ya lo dijo el presidente de COEXPHAL, Juan Antonio González, en la presentación del balance de campaña: “Es de justicia señalar que el sector hortofrutícola almeriense ha mantenido la producción y el abastecimiento a nuestros clientes, haciendo posible el suministro de hortalizas y frutas frescas a la población española y europea. Debemos sentirnos orgullosos de ello, y poner en valor esta capacidad nuestra de superar dificultades excepcionales, imprevistas y globales como ha sido esta pandemia mundial. Los productores y comercializadores de COEXPHAL hemos superado con responsabilidad esta primera fase, pero la campaña que viene nos enfrenta al mismo desafío y con más incertidumbre si cabe. De ahí la importancia de estar todo el sector unido y colaborando para ayudarnos a superar los contratiempos que se avecinan”.

Hubo un tiempo en el que se elogiaba con gran acierto a esos héroes anónimos que son los sanitarios y fuerzas de seguridad y a los que en algún momento se pidió sumar a la otra línea de vanguardia de esta batalla: los agricultores.

“Los agricultores y todos los actores de la cadena alimentaria de la UE hacen todo lo posible para seguir abasteciendo a Europa de alimentos, a pesar de las dificultades que encuentran. La Comisión Europea seguirá apoyando a los agricultores y a los productores de alimentos, colaborando con los Estados miembros de la UE y adoptando todas las medidas necesarias para garantizar la salud y el bienestar de los ciudadanos europeos”. Son palabras del comisario europeo de Agricultura, el polaco Janusz Wojciechowski.

Desde la propia Comisión Europea reconocen que “el sector agroalimentario de la UE está mostrando su resilencia -palabra puesta de moda y que indica la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos, según la Real Academia de la Lengua- y sigue proporcionando a los europeos alimentos seguros y de gran calidad”. Palabras de aliento y reconocimiento de la Comisión que se demostrarán si son consecuentes de verdad en la próxima Política Agraria Común que ahora se negocia.

El campo no puede parar, de nuevo

Ha comenzado una nueva campaña. El Covid-19 sigue siendo el protagonista de todo y ya se habla de una segunda ola mucho antes de lo previsto. De nuevo, aquella frase de ánimo y autoconvencimiento del sector hortofrutícola vuelve a retomar su valor.

Miles de personas se echan cada mañana al tajo, con todas las medidas preventivas, para obtener y manipular los productos que salen de más de 30.000 hectáreas de invernadero, y que los tiempos de pandemia los convierten además en grandes aliados para la salud.

Y precisamente, ese es uno de los aspectos relevantes que quiera mostrar el programa de promoción europeo CUTESolar, que han iniciado este año APROA junto a Hortiespaña y FruitVegetablesEUROPE para dar a conocer el invernadero solar en Europa.

Las frutas y hortalizas son unas grandes aliadas para fortalecer el sistema inmunológico, no sólo ahora en tiempo de COVID-19 sino además en unos meses en los que la bajada de temperaturas provocan infecciones respiratorias como gripes, neumonías, resfriados, etc.

Aunque suena como un mantra el célebre axioma y nombre de la asociación 5 al Día, el consumo diario de cinco piezas de productos hortofrutícolas es vital para el refuerzo de las defensas del organismo y contar con un correcto funcionamiento del sistema inmunitario. El pimiento es rico en vitamina A, B9 y C, y fuente de vitamina B6; el tomate es fuente de vitamina C, el calabacín de vitamina B9, y el melón es rico en vitaminas A y C.

Se trata de productos de alta calidad y enormemente saludables que, en una campaña más, comienzan a salir desde los invernaderos solares del sur de España a un mercado español y europeo que necesita su ingesta, y que además lo avalan las cifras. Según los datos del Ministerio de Agricultura, el consumo de frutas se incrementó durante el pasado mes de mayo en un 17,8% y el de verduras, un 26,4%, siguiendo la tendencia al alza de marzo y abril.

La agricultura en tiempos del Covid-19 ha demostrado su esencialidad y además el gran aporte preventivo para la salud. Sin embargo, sus reivindicaciones siguen en estado de latencia. El campo se movilizó hace ya casi un año con un lema común: Agricultura en extinción. No era tampoco una frase gratuita. De cumplirse, imaginen cuánto hay en riesgo.

Fuente: A en Verde.

09/10/2020 -

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