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El pepino de invernadero de Almería y Granada, afectado por el exceso de humedad

La Red de Alerta e Información Fitosanitaria informa del aumento de plantas con síntomas de podredumbre blanca, podredumbre gris y mildiu de las cucurbitáceas.

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La mayoría de los invernaderos de pepino bajo abrigo, tanto de Granada como de Almería, se están viendo afectados por el desarrollo de enfermedades fúngicas. Así, según informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), «se ha registrado un aumento del porcentaje de plantas con síntomas de podredumbre blanca (Sclerotinia sclerotiorum), podredumbre gris (Botryris cicerea) y mildiu de las cucurbitáceas (Pseudoperonospora cubensis), principalmente, como consecuencia de las condiciones climáticas de lluvia y el elevado grado de humedad ambiental».

Estas enfermedades de invierno, ha declarado la RAIF, «afectan sobre todo a las hortícolas en climas mediterráneos y subtropicales con condiciones frescas y húmedas, siendo necesario para la germinación de los hongos una humedad relativa superior al 80 % y temperatura suave (ideal entre 15ºC-18ºC y entre un rango de 5ºC a 30ºC) y siempre con agua libre sobre el cultivo».

Cómo reconocer los síntomas

En el caso de las podredumbres, el hongo ataca a tallos, pecíolos y frutos jóvenes, reblandeciéndolos y cubriéndolos de micelio blanco o gris, hasta que los seca.

Por otro lado, en el caso de mildiu, los síntomas comienzan con manchas en el haz de las hojas de color verde claro, luego se hacen amarillentas y después marrón, observándose la mayoría de las veces un fieltro o pelusilla blanca-grisáceo en el envés que terminan por secarse por completo y caer. Empiezan en las hojas y luego pasan al tallo y frutos.

Medidas a adoptar

Según el Reglamento Específico de P.I. de Cultivos Hortícolas Protegidos, tal y como advierte la Red de Alerta e Información Fitosanitaria, se deben tener en cuenta una serie de recomendaciones para detectar las plantas con síntomas, prestando especial atención cuando las condiciones ambientales son favorables para su desarrollo, sobre todo, en parcelas con antecedentes de esta enfermedad.

La RAIF recomienda, por tanto, «realizar tratamientos preventivos, a criterio del técnico responsable, en las parcelas con antecedentes de esta enfermedad, basados en condiciones climáticas y estado de desarrollo de la planta».

Mejor prevenir

Para evitar el contagio de la planta, la Red de Alerta e Información Fitosanitaria establece una serie de criterios prácticos que el agricultor puede seguir fácilmente:

– Emplear de plantas sanas.
– Evitar marcos de plantación muy densos.
– Evitar la presencia de agua libre sobre el cultivo.
– Manejar adecuadamente la ventilación y riego, para evitar condensaciones y goteo dentro del invernadero.
– Eliminar plantas, órganos y frutos enfermos de la parcela.
– Tener cuidado especial con podas, deshojados.
– Abonar equilibradamente para evitar exceso de vigor.
– Solarizar tras el cultivo afectado o biofumigación.
– No utilizar más de dos veces la misma sustancia activa de propiedades sistémicas en toda la campaña.
– Aplicar pastas fungicidas en tallos afectados.

Por último, la Red de Alerta e Información Fitosanitaria, recuerda que «los invernaderos que tengan doble techo tendrán, sin duda, menor incidencia de esta enfermedad».

 

Fuente: ABC Agrónoma.

27/11/2019 -

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