La Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) y sus empresas asociadas han acometido una campaña de concienciación para prevenir a los cultivadores de tomate y pimiento acerca de los riesgos de un nuevo virus.
Este nuevo virus no afecta en absoluto a la salud de los consumidores pero es muy contagioso y resulta gravemente dañino para las explotaciones. El Ministerio y las Comunidades Autónomas están en alerta desde la pasada primavera ante el denominado virus rugoso del tomate (Tomato brown rugose fruit virus, ToBRFV). Aunque aún no se ha detectado su presencia en España, “se trata de un nuevo organismo nocivo” que es “muy persistente y fácilmente transmisible y para el que aún no hay resistencias”. Así lo ha señalado, por ejemplo, la Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Andalucía, desde la que se subraya que es “vital evitar la llegada del virus a nuestro país”.
Ante la posibilidad de que el virus se haga presente en España, ANOVE ha puesto a disposición de las administraciones su colaboración, singularmente a través de su unidad de sanidad vegetal que puede llevar a cabo testeos específicos.
Este nuevo patógeno no ofrece el menor riesgo para la alimentación humana, por lo que los consumidores deben estar absolutamente tranquilos. Pero sí “constituye una seria amenaza para los cultivos de tomate y pimiento” en los invernaderos, principalmente en las provincias de Almería, Murcia, Granada y Badajoz, en las que se concentra la mayor parte de la producción. Dado que los síntomas de la enfermedad hacen que los frutos no sean comercializables, su llegada y dispersión implicaría importantes pérdidas económicas, puesto que una vez que el virus se introduce en un área, las medidas de control resultan muy limitadas y se basan principalmente en la eliminación de plantas infectadas y en estrictas medidas de higiene. Por eso esta enfermedad vegetal puede ocasionar pérdidas en las exploraciones de entre 30 al 70% del rendimiento.
Medidas de prevención:
Para evitar la infección de las plantaciones y su transmisión se debe permanecer especialmente vigilantes e implementar las siguientes medidas de control, basadas en profilaxis e higiene:
- Se debe inspeccionar y garantizar la sanidad de las plántulas, por lo que se deben utilizar plántulas procedentes de semilleros debidamente inscritos en los registros oficiales de Productores, Comerciantes e Importadores de Vegetales y disponer del correspondiente Pasaporte Fitosanitario.
- Eliminar al máximo posible los restos vegetales de los cultivos anteriores, incluidas las raíces.
- Realizar una exhaustiva desinfección de manos y útiles de trabajo antes del inicio de cada operación y, especialmente, en los casos de aquellas herramientas que pudieran haber sido empleadas en otros invernaderos.
- Considerar la posibilidad de rotación de cultivos, incluyendo aquellos no sensibles o resistentes.
- No tocar las plantas sospechosas y comunicar de su presencia al servicio técnico, que en caso necesario se pondrá en contacto con el Departamento de Sanidad Vegetal de la Consejería competente. Si se determinara que existen plantas infectadas se procedería a su destrucción a través de un Gestor de residuos autorizado.
Características del virus
Cualquier operación que transmita la savia infectada de una planta a otra puede propagar la enfermedad, incluyendo el trasplante, la poda, el entutorado, el enrejado, el atado, la pulverización y la cosecha. El virus se transmite también a través de los abejorros durante el proceso de polinización de las plantas de tomate infectadas. Por último, existe la posibilidad de que el ToBRFV pueda transmitirse además a través de las semillas, aunque aún no se ha podido verificar este punto.
Fuente: Revistaalimentaria
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