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La producción agroalimentaria, paradigma de la calidad en la obtención de alimentos

La UE se ha dotado de leyes rigurosas de control para asegurar la calidad alimentaria. Su prestigio en el resto del mundo le proporciona competitividad.

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Los alimentos que se obtienen en la Unión Europea ofrecen unos elevados estándares de calidad y seguridad gracias a un desarrollo normativo que comenzó a tomar cuerpo en los primeros años de los 90 y que ya hoy cuenta con una vasta legislación, reconocida en el mundo como una de las más rigurosas.

El sector vitivinícola fue uno de los primeros en contar con leyes propias para asegurar la calidad de sus vinos gracias a un reglamento que aprobó en 1991 la antigua Comunidad Económica Europea (CEE): fue el principio de otra serie normas que llegaron después en defensa de la calidad de las producciones comunitarias.

La creación de los sellos certificadores “Denominación de Origen Protegida” (DOP) e “Indicación Geográfica Protegida” (IGP) supuso un salto cualitativo en este cometido para dar prestigio y protección a alimentos de zonas geográficas concretas, que destacan por su singularidad y calidad.

Apuesta en España por la calidad

En España, se han impulsado además leyes para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria que han traído consigo la creación de entidades como la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA) para poner la lupa sobre estas producciones, un esfuerzo que el actual Gobierno seguirá implementando, según asegura el secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Carlos Cabanas.

Para Cabanas, el objetivo es “seguir trabajando en fomentar esa diferenciación” que permite a los productos españoles y del resto de la UE “competir en mejores condiciones en los mercados internacionales”.

Las cifras de exportaciones españolas revelan que los agricultores y la industria “están ofreciendo calidad a los países del mundo”, un “esfuerzo” que reconoce pero les anima a “hacer más” para seguir dando respuesta a las demandas de los consumidores.

Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), el director de Política Alimentaria, Nutrición y Salud, Enrico Frabetti, asegura que la industria española hace una “apuesta muy fuerte por la calidad y trabaja todos los días” para “garantizar la seguridad alimentaria y su trazabilidad”.

Frabetti pone el acento en los dos sellos certificadores (DOP e IGP) porque son una de las principales líneas de trabajo implementadas en políticas comunitarias de calidad que facilitan, además, a los productos que las poseen salir fuera de la UE.

Admite que, a pesar del reconocimiento creciente por parte del consumidor de estas figuras de calidad, el precio junto a la apariencia y fecha de caducidad del producto siguen primando en la decisión de compra.

Innovación agroalimentaria

Desde la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), también trabajan en la innovación para obtener alimentos más sanos, porque entienden que es otra forma de buscar y lograr calidad.

En ese sentido, han creado la plataforma tecnológica “Food for Life Spain”, cuya secretaria general, Nuria María Rivas, subraya que esta herramienta nace con el objetivo de realizar proyectos de I+D+i y su misión principal es “ser liderada por la industria agroalimentaria para cubrir sus necesidades” y definir las futuras estrategias de investigación de la UE.

Un ejemplo: el arroz DOP de Valencia

La alianza entre productor e industrial en defensa de un alimento de calidad se ejemplifica claramente en el caso del arroz de Valencia, que cuenta con su propia denominación de origen, lo que conlleva el cumplimiento de estándares más rígidos de calidad.

El gerente de esta DO, Santos Ruiz, remarca que los controles comienzan “desde el propio campo”, exigiendo al agricultor que use semillas certificadas y de variedades amparadas por la Denominación, y posteriormente se somete el cultivo a inspecciones a lo largo de la campaña.

El agricultor valenciano Vicente García conoce bien ese proceso y defiende un mayor reconocimiento y difusión del arroz con Denominación de Origen porque intuye que su demanda crecerá progresivamente.

La trazabilidad de la calidad del arroz continúa en todo su proceso de elaboración y transformación, como bien saben en la industria arrocera “La Campana”. Su gerente, Isidoro López, defiende los “exhaustivos” controles que es necesario superar para entrar en la categoría de DO porque eso redunda luego en “prestigio y calidad”.

En “La Campana”, cada año elaboran unas 2.000 toneladas de arroz bajo DO y el volumen irá creciendo porque cada campaña incrementan en unos 50.000 kilos la cantidad destinada a este fin. Y esa alianza productor-industria cuenta a su vez con dos aliados indispensables: la restauración y el turismo.

Alimentación de calidad y turismo

Con ellos, se consigue que un alimento como el arroz se convierta en el símbolo de las comarcas de la Albufera, un espacio protegido bajo el reconocimiento de Parque Natural.

El restaurante valenciano “Nou Racó” es un ejemplo paradigmático de unión entre alimentos de calidad y turismo; en sus instalaciones, elaboran paellas valencianas con arroz certificado que se pueden degustar antes o después de un paseo en barca por la Albufera para conocer su riqueza natural e historia.

Su director comercial, Jesús Barrachina, considera “fundamental seguir uniendo” sinergias entre gastronomía y turismo porque más de la mitad de su clientela son extranjeros. Como parte de esa apuesta, avanza la intención de construir instalaciones para que algunos turistas puedan pernoctar en este entorno natural.

El arroz se convierte así en una fuente de desarrollo para el presente y el futuro gracias a un pasado forjado a través de una producción e industria que ha evolucionado mucho, como puede verse en el Museo del Arroz de Valencia.

Es una instalación para que el turista conozca cómo era la maquinaria de procesado en la mitad del siglo XX, según recuerda uno de los guías del museo Alberto Uriarte.

Arroz, aceite, vino, frutas u hortalizas son sólo algunos productos que el sector agroalimentario comunitario pone cada día en las mesas de todo el mundo y con los máximos estándares de calidad como bandera.

Fuente: Efeagro.

21/06/2017 -

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